El 8 de marzo de 1908 marcó la historia del trabajo y la lucha sindical en el mundo entero: 129 mujeres murieron en un incendio provocado por su empleador en la fábrica Cotton, en Nueva York, Estados Unidos, luego de una huelga y ocupación de la fábrica. Reclamaban los mismos derechos que sus compañeros varones: mismo sueldo por igual tarea y la reducción de la jornada laboral.
Las mujeres reclamaban la reducción de jornada laboral, un salario igual al que percibían los hombres que hacían las mismas actividades y denunciaban las malas condiciones de trabajo que padecían. El dueño de la fábrica ordenó cerrar las puertas del edificio para que las mujeres desistieran. Sin embargo, el resultado fue la muerte de las obreras que se encontraban en el interior de la fábrica. El 3 de mayo de ese mismo año se realizó en Chicago un acto por el día de la mujer, preámbulo para que el 28 de febrero de 1909, en Nueva York, se conmemore por primera vez el “Día Nacional de la Mujer”.
Más cerca en el tiempo, en 1977, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó oficialmente el 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer. Luego, en 2011, se celebró el centenario del establecimiento de esta fecha conmemorativa con la premisa de Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer (ONU mujeres).
ARGENTINA MARCHA
De esta manera, el colectivo Ni Una Menos convoca a una marcha hacia el Congreso de la Nación para el 8 de marzo a las 16. La movilización empezará en la Avenida 9 de julio, seguirá por Avenida de Mayo y así llegará hasta el parlamento. Según los mensajes publicados en redes sociales, la consigna es: “Con esta Justicia no hay derechos ni democracia. La deuda es con los trabajadores. Paro feminista 8M 2023″.
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) invita a sumarse a la celebración de ONU Mujeres bajo la consigna: “Por un mundo digital inclusivo: Innovación y tecnología para la igualdad de género”. Al respecto, explican que “hoy la persistencia de la brecha de género en el acceso digital impide a las mujeres disfrutar plenamente del potencial de la tecnología. Y la omnipresente amenaza de la violencia de género en línea, combinada con la falta de amparo legal, las obliga demasiado a menudo a abandonar los espacios digitales que ocupan”.