El joven merlense de tan solo de 19 años, ya recorrió el globo terráqueo para seguir su sueño de jugar al fútbol; Tras pasar por equipos como River, Racing, A.C Milan y Torino le llegó la oportunidad de dar el gran salto, el de debutar en Primera y en un grande de Brasil como Grêmio de Porto Alegre.
Dicen que el fútbol se lleva en la sangre, y el caso de Tomás Montefiori es un claro ejemplo de ello. Estaba en los genes, con madre y padre futbolistas, el destino de Montefiori estaba escrito.
Con tan solo 3 años, su carrera futbolística daba el pitazo inicial. Su primera casa para desplegar magia fue el Club San Antonio, ubicado en la localidad de San Antonio de Padua. En sus horas de descanso, acompañaba a su mamá al club River Plate, lugar donde ella jugaba al fútbol en el equipo femenino.
Mientras Tomi miraba a su mamá cómo se desplegaba en la cancha, la pelota fue su compañera más cercana. Tal es así, que los mismos entrenadores del millonario pusieron sus ojos en él y lo invitaron a formar parte del club, ya no como espectador, sino como jugador.
Al no tener la edad mínima para entrenar con las divisiones inferiores, sus comienzos en la Institución de Núñez fueron en las canchas de “Futsal “. El sueño ascendía un escalón.
Argentina: Tierra de oportunidades… y algunos dolores de cabeza.
Una vez asentado en River, y con sus gigantes 5 años cumplidos, el joven de Merlo comenzó a practicar con la categoría 2022 en las divisiones inferiores del millonario. Durante esos 8 años con la banda roja en el pecho, las obligaciones educativas no eran un tema aparte.
Su viaje diario era tan sacrificado que la institución riverplatense le ofreció a Montefiori alojarse en su pensión e ir a su instituto educativo para no perderse la posibilidad de estudiar. La respuesta de la familia fue positiva. El joven enganche se quedaba de martes a jueves en el Club para poder entrenar e incorporar aprendizajes.
Cerca de cumplir su primera década, su destino futbolístico pasó de Nuñez a La Paternal. Argentinos Juniors tomaba las riendas de su camino por un plazo de 365 días. Cumplido el año de préstamo “el trotamundos merlense” retornó a Av. Pres. Figueroa Alcorta 7597.
Su adaptación volvería a ser positiva y se alojaría en River hasta la pre-novena. Pasado ese lapso, llegaría en la vida de Tomás Montefiori el momento, quizá, más duro de su carrera: su pase a Racing.
“Con solo 14 años, todos los días tomaba a las 06 de la mañana el tren hasta Once y después un colectivo a Avellaneda. En todo ese año en Racing, solo jugué 15 minutos”. Las duras palabras de la promesa merlense hacen entender el sacrificio de muchos jóvenes que sueñan con jugar en primera división.
Cansado, y casi sin ánimos de seguir en La Academia, la suerte parecía volver a para el lado del jugador cuando más la necesitaba, pero esta vez, con tono europeo.
!Benvenuto in Italia, Tomi¡
Abatido por no tener minutos en Racing Club, un allegado cercano al jugador le ofreció la oportunidad de su vida: una prueba en el A.C Milán. Y allí fue, con una valija llena de sueños y esperanza, partió junto a su familia al viejo continente.
Un mundo nuevo yacía ante sus ojos pero su mirada siempre se ubicó bajo el mismo objetivo, jugar a la pelota, sea en Merlo o en China. Pasada la prueba con éxito en el Rossonero, Montefiori entrenó dos semanas con los colores del Diavolo.
Con tan solo 19 años, el joven de Zona Oeste recorrió el globo terráqueo detrás de un sueño: jugar al fútbol. Luego de pasar por equipos como River, Racing, A.C Milán y Torino, le llegó la oportunidad de dar el gran salto, el de debutar en Primera y en un grande de Brasil como Grêmio de Porto Alegre. Conocé el recorrido del “trotamundos merlense”.
Dicen que el fútbol se lleva en la sangre, y el caso de Tomás Montefiori es un claro ejemplo de ello. Estaba en los genes, con madre y padre futbolistas, el destino de Montefiori estaba escrito.
Con tan solo 3 años, su carrera futbolística daba el pitazo inicial. Su primera casa para desplegar magia fue el Club San Antonio, ubicado en la localidad de San Antonio de Padua. En sus horas de descanso, acompañaba a su mamá al club River Plate, lugar donde ella jugaba al fútbol en el equipo femenino.
Mientras Tomi miraba a su mamá cómo se desplegaba en la cancha, la pelota fue su compañera más cercana. Tal es así, que los mismos entrenadores del millonario pusieron sus ojos en él y lo invitaron a formar parte del club, ya no como espectador, sino como jugador.
Al no tener la edad mínima para entrenar con las divisiones inferiores, sus comienzos en la Institución de Núñez fueron en las canchas de “Futsal “. El sueño ascendía un escalón.
Argentina: Tierra de oportunidades… y algunos dolores de cabeza.
Una vez asentado en River, y con sus gigantes 5 años cumplidos, el joven de Merlo comenzó a practicar con la categoría 2022 en las divisiones inferiores del millonario. Durante esos 8 años con la banda roja en el pecho, las obligaciones educativas no eran un tema aparte.
Su viaje diario era tan sacrificado que la institución riverplatense le ofreció a Montefiori alojarse en su pensión e ir a su instituto educativo para no perderse la posibilidad de estudiar. La respuesta de la familia fue positiva. El joven enganche se quedaba de martes a jueves en el Club para poder entrenar e incorporar aprendizajes.
Cerca de cumplir su primera década, su destino futbolístico pasó de Nuñez a La Paternal. Argentinos Juniors tomaba las riendas de su camino por un plazo de 365 días. Cumplido el año de préstamo “el trotamundos merlense” retornó a Av. Pres. Figueroa Alcorta 7597.
Su adaptación volvería a ser positiva y se alojaría en River hasta la pre-novena. Pasado ese lapso, llegaría en la vida de Tomás Montefiori el momento, quizá, más duro de su carrera: su pase a Racing.
“Con solo 14 años, todos los días tomaba a las 06 de la mañana el tren hasta Once y después un colectivo a Avellaneda. En todo ese año en Racing, solo jugué 15 minutos”. Las duras palabras de la promesa merlense hacen entender el sacrificio de muchos jóvenes que sueñan con jugar en primera división.
Cansado, y casi sin ánimos de seguir en La Academia, la suerte parecía volver a para el lado del jugador cuando más la necesitaba, pero esta vez, con tono europeo.
!Benvenuto in Italia, Tomi¡
Abatido por no tener minutos en Racing Club, un allegado cercano al jugador le ofreció la oportunidad de su vida: una prueba en el A.C Milán. Y allí fue, con una valija llena de sueños y esperanza, partió junto a su familia al viejo continente.
Un mundo nuevo yacía ante sus ojos pero su mirada siempre se ubicó bajo el mismo objetivo, jugar a la pelota, sea en Merlo o en China. Pasada la prueba con éxito en el Rossonero, Montefiori entrenó dos semanas con los colores del Diavolo.
Y como si esto no fuera poco, un nuevo club con mucha historia en Italia, puso sus ojos en el pibe de Zona Oeste. En un amistoso frente a Torino, la casa granate le ofreció todas las comodidades posibles para volverlo un hijo pródigo. Las notables dotes futbolísticas, hicieron que tanto el Rossonero como el Granate se pelearan por su pase.
Las oportunidades de debutar en primera y las condiciones que le ofreció la institución de Turín, hicieron que Tomás Montefiori eligiera partir de Milán hacia el norte de Italia. Después de tanto sacrificio, el joven de 15 años, firmaría su primer pre-contrato. El camino parecía volverse de asfalto. Pero, no todo es color de rosa, o granate, en este caso.
La inesperada vuelta a casa
Los problemas con la ciudadanía le traerían dolores de cabeza al merlense. Su firma con el Torino no se pudo dar y volvería al país para jugar en All Boys. Pero el destino lo volvería a llevar al Viejo Continente.
Nex Location: Chester. La travesía por el ascenso Inglés.
El internet y las redes sociales fueron un punto vital en la carrera de Tomás Montefiori. Mediante un cortometraje de sus jugadas más sobresalientes, la vida futbolística del “trotamundos merlense” tuvo como destino el Reino Unido.
Allí disputó un encuentro amistoso organizado por su ex representante, Pablo Asensio, que le abriría aún más las puertas de su destino. En ese duelo improvisado, pero a la vez no tanto, estuvo presente el DT del club Crewe Alexandra, de la tercera división del fútbol inglés, Dave Artell.
El entrenador quedó fascinado por las habilidades de Tomi y lo invitó a formar parte de su equipo. Allí, entrenó con el equipo de primera división y se lució en los entrenamientos. ”Si vos tenías el pasaporte, mañana te ponía 20 minutos contra el Aston Villa”, le manifestó Dave Artell. Los dolores de cabeza por el papeleo, volvían a decir presente.
“Estar en un vestuario con chicos de primera, que tienen experiencia jugando con más de 40.000 personas me cambió la vida”, expresó la promesa oriunda de Merlo sobre su paso en el club Alexandra. En solo 16 años, vivió más que muchos jugadores en toda su carrera.
Se desempeñó por dos meses en el Crewe, para luego mudarse a Portugal. Allí tendría un breve lapso por el Monte Azul Paulista y volvería a Crewe, para ser prestado al Nantwich de Inglaterra, equipo de séptima categoría.
“Todo fue una locura. Pero, como me pasó siempre, sin pasaporte no podían contratarme. No tengo palabras para agradecer lo que viví en Nantwich. Hasta hice goles hasta en la FA Cup”, recuerda el 10, figura de aquel equipo.
Sin mucha exposición pero con talento de sobra, el enganche argentino le pidió a su mánager una prueba en un club de Brasil. Pasar de la neblina al clima tropical no parecía ser un problema para un joven que siempre supo lo que quería, cueste lo que cueste.
La gran oportunidad de su vida viene de la mano de Grêmio.
Desde Porto Alegre, posaron sus ojos en Tomás. Gremio no dudó en arroparlo y, sin problemas de ciudadanía, la joya de merlo estampó su firma para volverse así uno de los refuerzos del club Tricolor.
“Tengo muchas expectativas en debutar. Hablé con Roger Machado, el DT, y me comentó que estoy en sus planes para cuando pueda jugar. Esta es la puerta más grande que se me pudo haber abierto y no pienso desaprovecharla”, exclamó el “trotamundos merlense” al Diario Olé.
La constancia y dedicación son los pilares claves si uno quiere vivir de lo que ama. Desde la cuna, Montefiori se apropió de estos valores y no los soltará hasta cumplir su objetivo. Será momento de seguir de cerca el crecimiento prometedor de tan solo 19 años.