La jugadora de Mariano Moreno, Sofía Cairó, metió el penal definitorio ante Bélgica y le dio la tercera medalla a la Argentina en estos Juegos Olímpicos Paris 2024.
La historia de Sofía Cairó no es como la de la mayoría, y es por eso que destaca el sentido del deporte amateur, y le da esperanzas a muchas chicas que juegan en clubes menores a llegar al máximo nivel deportivo.
Es la única de Las Leonas en llegar a la selección desde un club chico de barrio, en el oeste del conurbano, del cual no tiene intenciones de irse, y en el que es ídola absoluta.
Mariano Moreno, es un modesto club del Gran Buenos Aires que hasta 2019 participó en la división D, y actualmente milita en la tercera categoría del hockey. Es la primera representante de esa institución en integrar la selección nacional.
En 2016, la Asociación de Buenos Aires realizó una convocatoria masiva para conformar la selección juvenil provincial e invitó a dos jugadoras de cada club a una prueba, Sofia fue una de las elegidas por Mariano Moreno. A partir de allí fue parte de las distintas instancias juveniles del seleccionado de Buenos Aires.
En 2019, Cairó se convirtió en uno de los pilares de las Leoncitas y participó en varios torneos internacionales apuntando al Mundial de Sudáfrica, que inicialmente estaba agendado para 2021 y que por la pandemia se corrió al año siguiente.
Rápidamente la jugadora tuvo chances de cambiar de club, ya que varios equipos se interesaron en tenerla en sus filas, pero en declaraciones a la prensa Sofia Cairó manifestó: “Durante todo este tiempo me ofrecieron irme a otros clubes, pero para mí nunca fue una opción. En el club están mis amigas, mi familia y no se me pasa por la cabeza jugar en otro lugar que no sea Mariano Moreno. Uno de mis sueños es volver ascender con mi club”.
Hoy el destino, y su trabajo arduo, la pusieron ante una oportunidad única en la vida, definir el duelo ante Bélgica por la medalla de bronce de los Juegos Olímpicos Paris 2024, y la bonaerense no falló. Convirtió su shoot-out, y le dio a la Argentina su tercera presea, pero sobre todo le dio al deporte amateur argentino la esperanza y la certeza que desde un club de barrio también se puede.
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