La caída en el consumo, política aplicada por el gobierno de Javier Milei para bajar la inflación por la vía recesiva, ya alcanza alimentos clave de la mesa de los argentinos: la carne, con su menor nivel de consumo en cien años; el pan y la leche. Este último sector opera en su nivel más bajo en los últimos 40 años.
Mientras el Gobierno celebra una disminución en la brecha cambiaria y del toqueteado déficit fiscal, existen otras reducciones, vinculadas a la economía real y al “día a día” de la población, como es el acceso a los alimentos, que hace insostenible el actual modelo recesivo que plantea la actual administración.
El dato más alarmante, junto a la venta de medicamentos, viene de la mano del sector lácteo, donde el consumo interno arrojó una caída medida en volumen de 16 por ciento, lo que equivale a un promedio diario 13,7 por ciento en términos de litros menor a un año atrás.
Como resultado de la crisis en el sector, se registra un importante cierre de tambos, a menos de 10 mil unidades, el nivel más bajo en 40 años, el que afecta a 80 mil puestos de trabajo aproximadamente.
La caída de la producción se fue profundizando durante la primera parte del año, acumulando un 13,7 por ciento menos de producción para los primeros cinco meses del año, respecto a igual período de 2023, marcando el nivel más bajo en cinco años, según cifras actualizadas a mayo del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA).
“Recordando que en el último cuatrimestre del año, se produce alrededor del 38 por ciento de la producción total del año”, señaló OCLA.
En algunas zonas se reflejó en las últimas semanas una mejora con los días más fríos, secos y soleados, esperando que se vaya paulatinamente revirtiendo la situación y pasar a valores positivos entre agosto y septiembre y el acumulado anual esté entre 4 y 6 por ciento por debajo año contra año.
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